jueves, 2 de septiembre de 2010

Sistemas de Salud

Sistema de salud, es un concepto que abarca a todas las organizaciones, instituciones y recursos dedicados a producir actividades de salud.

Las cuarto funciones vitales de los sistemas de salud son:
Prestación de servicios
Generación de recursos
Financiamiento
Rectoria


Tipos de Sistemas de Salud

Modelo Universalista o de Beveridge
Se aplica en el Reino Unido, Suecia, Noruega, Dinamarca, España, Portugal, los países del antiguo bloque soviético y algunos del Caribe.
Se caracteriza por una financiación pública cuyos recursos proceden en su mayor parte de los impuestos y con acceso general a los servicios, suministrados por prestadores públicos. Todos los trabajadores del sistema tienen gran responsabilidad en su conducción y gestión.
Suele practicar la provisión directa de los servicios; la capacidad instalada pública es muy superior a la privada.

Modelo de Seguro Social
Tiene una menor participación del Estado. Posee una organización mucha más planificada y regulada, aunque fragmentada, con amplia descentralización. Este modelo se aplica en Alemania, Francia, Bélgica, Suiza y Japón, entre otros países.
La financiación se hace en base a los aportes obligatorios de los trabajadores y empresarios. La gestión de recursos y la organización de los servicios están a cargo de entidades intermedias que, a su vez, contratan con proveedores privados y públicos. Un sistema similar al de las obras sociales en la Argentina. La cobertura es para titulares o grupo familiar.

Modelo de Seguro Privado
Son criticados por crear inequidad.
Brinda una cobertura restringida y cubre sólo al que paga. Puede provocar fuertes desigualdades, con una predisposición especial para excluir a los que más lo necesitan (enfermos, ancianos, pobres), y concentrar la oferta de servicios en los más sanos. El gasto en general es alto y no guarda relación directa con las prestaciones de salud, sino con el marketing, la propaganda y el lucro.
Tiene un nivel bajo de satisfacción de los usuarios y los indicadores de condición de salud son inferiores al promedio de los países europeos y Canadá, incluídos en la OCDE.

Modelo Asistencialista
Se ocupa de brindar asistencia a las personas incapaces de asumir responsablemente el cuidado individual de su salud.
Las acciones están centralizadas en las personas carenciadas que, sin duda, son las más vulnerables.
Se financia exclusivamente con los recursos del fisco.

Modelo Mixto
Es una mezcla con partes de uno y otro sistema. Nace tratando de incrementar la cobertura, con nuevas formas de organización, pero al mismo tiempo, segmenta la integralidad de las prestaciones y su calidad.
El gasto suele ser muy alto y está mal asignado, por falta de población objetivo y no se observa con claridad dónde está el dinero ni adónde va.
Hay tendencia a la utilización y financiamiento cruzado, con sobreutilización.
Las varias coberturas no se responsabilizan por la salud integral del beneficiario.


Sistema de Salud en México

Generalidades
El sistema de salud mexicano posee tres componentes básicos: los servicios privados, la seguridad social y los que –careciendo de capacidad de pago para tener acceso al primero, ni relación laboral que le permita ingresar en el segundo– representan la llamada «población abierta». Estos últimos reciben los servicios de la SSA y otras instituciones, sean del sector público o asociaciones civiles. En la media nacional el promedio de cobertura es de 3, 66 y 31 por ciento, en el orden expuesto. Es importante puntualizar que los servicios privados se subdividen en  «honorarios por servicios» y «servicios médicos prepagados», y la seguridad social, según al apartado de la ley, es la institución prestadora de servicios: apartado «A», para los trabajadores de empresas privadas (IMSS) y «C» para los del sector público, sea federal, estatal o municipal (ISSSTE e ISSSTELEÓN, como ejemplos). Es pertinente señalar  que los grupos de población en los tres componentes antes mencionados no son permanentes. En efecto, si alguien pierde su trabajo pasa a ser «población abierta», la recíproca convertiría a una persona de la población abierta en «asegurado». No menos importante es aclarar que un «asegurado» no necesariamente es «usuario» de los servicios y que aproximadamente el 30 por ciento de los asegurados de bajos ingresos utilizan los servicios de la población abierta y los de altos ingresos la atención privada. Dado que la SSA, como se expone más adelante, es la que menor presupuesto per capita tiene, el que un porcentaje importante de aseguraos utilice los servicios destinados a la población abierta, menoscaba aún más el ya de por sí insuficiente presupuesto.

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